domingo, 25 de octubre de 2009

De repente, Sergio

Sábado 24 de octubre de 2009, a las 7:00 horas.

Dormía yo tranquilamente (qué se va a hacer un sábado a esas horas) cuando noto que me agitan. Es Elena, que no sé que me dice de que lleva un rato levantada, que tiene la tripa rara y le duelen los riñones. Pedazo de dejavú (¿un fallo en Matrix, tal vez?). Esto me suena de algo. La última vez que me pasó ésto me empecé descojonando y luego resulta que nació Sandra. Pero esta vez no puede ser, que faltan casi 3 semanas para la fecha prevista.

- ¿Y no serán gases?
- Si, unos gases con patas, manitas y pañal van a ser (esta frase no es literal, pero capta el espíritu de la conversación).

Elena no se lo termina de creer tampoco y durante un rato la tengo medio convencida de que sí, que pueden ser gases, las lentejas del viernes, y va al baño y todo. Pero no, los apretones son sospechosamente rítmicos. Y duelen demasiado. Elena ha leído no sé dónde que si te pones a cuatro patas se alivian los dolores y la tengo haciendo el caballito en el salón. A mí ya me ha convencido y estoy haciendo viajes, escalera para arriba, escalera para abajo, cargando el coche con la canastilla, la niña, equipaje de la niña (que se quedará a dormir con su tía), el carrito y todo lo que se me ocurre.

Coche cargado, consigo que Elena se arrastre hasta el garaje y suba al coche. Insiste en mantener la postura, así que pliego el asiento delantero y se coloca detrás, de rodillas y apoyada hacia adelante.

En marcha, son como las ocho, vamos a casa de Mamen (la hermana de Elena), dejamos a la peque y nos vamos a maternidad. "Buenas, que estamos de parto, nos tememos." "Hala, sí, pasen, pasen, a la sala de espera". En la sala de espera, le vienen más contracciones, Elena pasa de todo y otra vez a cuatro patas. La llaman enseguida "Elena Jarque, sala 1". La pillan en plena contracción, y entre que se pasa, que se levanta, que llega a la puerta "¡¡Elena Jarque, sala 1!!" "Paciencia, que ya llegamos".

La reconocen, y oiga que sí, que va a ser parto ("no me diga"), 5 cm de dilatación. A la sala de dilatación y usted (a mí) a la sala de espera. Allá que me voy, ronda de llamadas a la familia. Me compro unos donuts y un café, que aún no había desayunado, y a esperar un ratico. Media hora y me llaman, hala, a la sala de dilatación, me pongo las calzas, la bata verde, pregunto por Elena y en esto la veo que la sacan en la camilla, resoplando y puesta de medio lado y se la llevan al paritorio... Resulta que ha entrado pidiendo la epidural a gritos y a lo que la han podido convencer de que se dejara reconocer estaba ya de 7 centímetros, ni epidural ni nada, que ya no hay tiempo.


En el paritorio la comadrona, que es muy maja, le deja utilizar una de las nuevas sillas que permiten dar a luz sentada en vez de panza arriba y con las piernas mirando a Cuenca. Así que cumplimos el viejo sueño del parto natural. A la pobre comadrona casi no le da tiempo de ponerse los guantes ("Esperaaaa, no empujes!") y ya ha salido una cabecica. Un par de empujones más y sale el resto ("Uaaaaaaahhhh, que alivio!!!"). Se lo ponen encima a Elena, le cortan el cordón y cuando se lo llevan a limpiar unos empujones más para que salga la placenta. Son las 10:34 de la mañana, y creo que no ha pasado ni hora y media desde que entramos en el hospital.


Empieza la clase práctica de anatomía (no apto para débiles de estómago). La comadrona se ha animado con esto del parto natural y empieza "Esto es el cordón.." mientras va echando echando la sangre del cordón a unos tubitos para analizar, como si estuviera ordeñando. "Y esto la placenta.." y nos enseña una masa sanguinolenta que parece un hígado metido en una bolsa "Aquí iba el niño y esta parte está pegada a la madre" y se pone a rebuscar en el amasijo para ver que está todo correcto. La verdad es que fue muy instructivo y con la emoción no me pareció tan asquerosete.


Le dan cuatro puntos a Elena que hasta ahora estaba muy dócil y hacía caso a todo lo que le decían, pero ya ha vuelto a su ser y empieza a quejarse "¿pero ha terminado ya de coser? ¿me van a dar al niño? ¿me puedo levantar? ¿pero cuántos puntos?..." y finalmente le dan al peque y se lo dejan pegadito todo el tiempo. A mí me vuelven a echar a la sala de espera y hago la ronda de llamadas definitiva, recibidas todas con dosis equivalentes de enhorabuena e incredulidad.


En resumen, que ironía, cuando nació Sandra llegó Elena toda guerrera pidiendo parto natural y nada: epidural, oxitocina y todo eso. Y esta vez, que llega pidiendo la epidural en vena, le sale un parto natural, con silla anatómica y todo. Ella está superfeliz y la verdad es que el postparto ha sido mucho mejor, se levanta de la cama y está como nueva.

Bueno, y después de la parrafada, lo que todos esperábais, la foto. Es la primera foto de su vida, hecha desde el móvil (iré añadiendo otras de mejor calidad cuando me traiga la cámara de vuelta del hospital):



7 comentarios:

Juliané dijo...

Felicidades a los dos!
Ya soy tío de nuevo!!!

oneras dijo...

¡Enhorabuenaaa!

Juan Palacio dijo...

¡Enhorabuena!

Unknown dijo...

Enhorabuena!!!!!

Anónimo dijo...

Felicidades!!!! Que chico mas guapote, esta hecho un pilililla brava.
Enhorabuena, estamos deseando verlo en persona !!!!
Carlos y Nuria

Unknown dijo...

Qué quieres que te diga, Jorge yo es que soy de lágrima fácil, y a estas cosas emocionan,.... además, contado con el carácter literario que te caracteriza,... ¡dios mío!, es como si lo viviera en primera persona,.... muchas felicidades a los cuatro, y especialmente a Elena. Creo que se merecía un parto así.

Nos vemos pronto.

Pedro.

Pili dijo...

Muuuuchas felicidades, me habeis dado un sobrino precioso, podeis estar contentos, teneis dos angeletes