viernes, 24 de septiembre de 2010

De mayor

Sandra tiene muy claro lo que hará cuando sea mayor:

"Tendré las tetitas grandes y conduciré"

Palabras textuales.

domingo, 19 de septiembre de 2010

¿Donde está Sergio?

Hoy ha descubierto cómo jugar al escondite. Estábamos comiendo en casa de mi madre, ha pillado una servilleta y se la ha puesto por la cabeza. La típica reacción: "¿Dónde está Sergio?". Se la ha quitado... "Ahí estaaaa....".

Bueno, para qué queremos más. Emocionado el tío, escojonado de la risa, si no lo ha hecho seis veces no lo ha hecho ninguna.

Luego en casa seguía, con la funda de la silla de paseo recién sacada del tendedor, y acompañado de su tata, que tiene un poco de pelusilla cada vez que el enano hace alguna gracia.

Sergio el aventurero

En el parque de la Puebla hay un castillo con 3 escalones para subir, un rellanito, otro escalón, otro rellanito, otro escalón, aquí ya eliges si tirarte por un tobogán o subir otro escalón donde hay un timón y después del timón hay otro tobogán. Es muy chulo. Nosotros lo llamamos el tobogán azul, porque los toboganes son azules (mira que somos ingeniosos)

Bueno, pues con 10 meses un día se nos ocurrió ponerlo al pie de las escaleras a ver qué hacía, y sorprendentemente las subió. Al día siguiente va el tío y sube hasta el primer togobán, donde yo lo cogí y se tiró. Emocionado él y emocionada yo. Y ahora ya lo domina del todo. Se sube hasta el timón, parándose de vez en cuando a cotillear a los niños que le van pasando, llega al timón y se pega un buen rato dándole vueltas. A veces se acerca al segundo togobán y su padre o yo si podemos lo pillamos para bajarlo, a veces se nos escapa y vuelve al timón. Otras veces intenta volver pero está el escalón y como no sabe bajar, se queda ahí que parece que se va a tirar pero no lo hace y nos da tiempo de subir y cogerlo. Yo digo que tiene conocimiento y por eso no se tira. Jorge dice que es pura suerte.

Cuando ya se cansa de subir lo llevamos al tobogán del elefante (sí, lo habéis adivinado, tiene forma de elefante) y ahí el tío sube las escaleras y se tira cogiéndole las manitas, todo feliz, se baja y vuelve a las escalera para subir (ahí lo llevamos nosotros de las manitas andando)

Y de tobogán a tobogán, si ve una pelota deja todo y va detrás. No sé qué tienen los balones que les gustan tanto a los niños. Sandra no les hacía ni caso. Tiene una pelota pequeñita blanda que la muerde y se dedica a gatear con ella en la boca. Es graciocísimo.

Mi niña preciosa

Ya la habéis visto en el orinal, está preciosa. Está super alta, parece que tenga 3 años en vez de 2. Y no calla, aunque hablando con los demás padres ninguno calla en casa, luego ya fuera es otro cantar.

El otro día cuando fui a buscarla a la guardería, Laura, la dueña, me dijo que su profesora, que se llama Miriam, estaba emocionada con ella. Que Miriam se había cortado un poco el flequillo y que se había dado cuenta y le había preguntado si se había cortado el pelo. Y que se sabe todas las canciones, cuáles son los cuadernos de cada uno de clase e incluso reconoce ya los números, sobre todo el 8, que le encanta.

Por la calle le gusta mucho ir buscando ochos en las matrículas de los coches. Se pone super contenta cuando un coche la tiene: ¡¡mira, ese tiene un ocho!!
Intentamos que aprenda más números pero el ocho le puede, aunque también reconoce el 2,3, 5 y 0.

Ahora en el parque a veces le pregunta a las niñas o niños su nombre. El otro día le preguntó a una niña y la otra le contestó que se llamaba Leire, y va y le dice: "No, no te llamas Leire, te llamas otra nena"
Y se quedó más ancha que larga.

Primera palabra

Sergio ya dice "agua". Ya decía mamá y papá (sobre todo mamá), pero contamos ésta como primera palabra útil. Y es que la usa para pedir agua, qué cosas tiene.

Sandra está emocionada intentando enseñarle a decir más cosas. Empezando por "Tata" o "Sandra".

Sandra ya no lleva pañales

Comentando noticias de actualidad, hace ya casi un mes que la peque no lleva pañal, salvo para dormir. Era el objetivo del verano, y ¡prueba conseguida!. Hubo momentos de tensión, que pensábamos que iba tener que ir a la universidad con braguero ortopédico. Y es que se pegó dos semanas haciéndoselo encima. Y parecía que le daba igual. Hay que hacer pipí, pues se hace, y si no hay pañal mala suerte. Tú me lo has quitado, tú verás lo que haces. Ya llevábamos así diez días y nos íbamos a Tranquera con los padres de Elena y justo antes de subir al coche, va la enana y dice que tiene que hacer pipí y se va solica al orinal, la ponemos y ahí va el chorrico. Todos emocionados, nos vamos para allá, se lo contamos a los abuelos... pero falso positivo. Una vez en Tranquera vuelta a las andadas. Iba marcando el territorio. Al final muy desanimados nos volvemos a casa, no hacemos más que entrar por la puerta y se va derecha al orinal otra vez. Se ve que añoraba su casa o qué se yo. Y esta vez no lo dejó, sigue en ello.

Ni que decir tiene, que hace pipí y lo que no es pipí también. Unos zurullos del quince, casi me daba menos asco en el pañal, que ahora hay que ir con el cacharro del orinal a limpiarlo.

Y como siempre... la prueba gráfica:


"Papá... que estoy ocupada..."