lunes, 8 de diciembre de 2008

Rebelión en la bañera

Este pasado viernes cuando la metimos en la bañera, va y se nos echa a llorar. Incomprensible, porque siempre le ha encantado, se lo pasaba pipa, y en la piscina no tiene ningún problema. La bañamos en la bañerita que venía con el cambiador, pero metida dentro de la bañera grande, porque con lo que se menea la peque habría acabado desvencijando el cambiador.

El caso es que no había manera, era meterle los petetes en el agua y a llorar como una desconsolada. Hasta ponía cara de penita mientras veía llenarse la bañera. Pensamos si le había cogido miedo porque el agua estaba muy caliente algún día o porque intentó ponerse de pie en la bañera y se resbaló para adelante. Nos hacíamos cruces.

El viernes optamos por no bañarla, por el disgusto que cogió, pero el sábado ya no podía ser. Elena intentó meterse dentro de la bañera con ella, pero nada. Al final, intentamos darle un poco con la ducha a ver si así no se queja. Quitamos la bañerita, la sentamos en la bañera normal y empezamos a dejar correr el agua de la ducha para que se caliente... ¡y la tía encantada de la vida, chapoteando con el agua que corre! Por alguna razón incomprensible ya no le gusta la bañerita. Así que nada, a recoger la bañerita y a bañarla en la de los mayores.

¡En esta sí que estoy ancha!

A esta niña no la entiendo, primero casi se desteta, ahora decide que quiere usar la bañera grande... ¡me está madurando sola! Al paso que va, igual la semana que viene le da por empezar a salir ya con chicos, que en la piscina ya le ha echado el ojo a un tal Samuel.

Espero que no, porque aún no me he comprado el Winchester...

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