martes, 16 de diciembre de 2008

Purgandus Populus

Si ya lo sabia yo, que me iba a caer la del pulpo, pero esto ha sobrepasado todas mis expectativas.
Os pongo en antecedentes: allá por enero escribí un artículo pelín irreverente (bueno, vale, muy irreverente) sobre la página crianzanatural y las fotos que usan para vender. En junio, alguien debió leerlo, avisó a sus amigas y expresaron su opinión en los comentarios del artículo (por favor, leedlos si no habéis tenido ocasión). El caso es que como yo en mayo había dejado abandonado el blog, ni me enteré hasta hace un par de días. Y no podía dejar de contestar. Por alusiones.

En primer lugar deciros que tenéis muy poco sentido del humor. El artículo no es para tanto, pero bueno, la verdad es que es irrespetuoso y lo entiendo.
La mayoría de los comentarios son muy correctos e indican mi ignorancia, poca educación y ninguna gracia (en palabras literales, tontolculo, maleducado y payaso, entre otros). Pero eso está bien, lo acepto deportivamente porque es lo menos que se puede esperar después de llamar "tía fea" a una de ellas. Sin embargo puntualizaré algunos de ellos.

Todos los que me llaman feo: pues sí, efectivamente, soy feo (mi mujer dice que no, pero qué sabrá ella). No sólo eso, además estoy gordo, y eso lo reconoce hasta mi mujer. Pero normalmente mi actitud cuando alguien me llama gordo es muy simple... saco tripa y me echo unas risas. Va muy bien, de verdad, probadlo. Es de lo mejor para mantener la salud mental y reducir el estrés.

A la académica de la RAE: ya sé que crianza está bien dicho, pero a mí me sigue sonando a vino, qué le vamos a hacer. Era un chiste.

Al brillante anónimo que en lugar de llamarme feo a mí, llama fea a mi hija, y además en comentarios de distintos posts. En fin, has bajado a mi nivel, te lo has pasado, has seguido bajando y creo que te van a contratar para hacer investigaciones en el núcleo terráqueo. A ver qué culpa tiene la pobre Sandra si su padre es un impresentable. No se insulta a una niñita inocente, queda feo.

Y por fin, la propia aludida, Rosa, que también puso un comentario. En primer lugar, y esto va en serio, pedirte mis más sinceras disculpas. Por hacerme el gracioso utilicé un tono grosero y te llamé fea de malas maneras. Me arrepiento de las formas. Respecto al fondo de la cuestión mi opinión no cambia, sigo pensando que son fotos poco apropiadas para vender. Pero es una opinión personal, y varios comentarios indican que les parece más real y cercana tu foto que las de las modelos. Tampoco es que sea un experto en publicidad (de hecho, soy lo más alejado que se puede encontrar a un experto) así que probablemente estoy equivocado y son las fotos adecuadas para ese sector de mercado. Y que además, hay tantas opiniones como gente, y a veces más.

Dicho esto, Rosa, vamos a analizar tu comentario, que tiene tela. Es indudable que un parto natural es lo mejor, por supuesto. Seguro que tienes razón en que la oxitocina sintética es mucho más dolorosa que la natural (benditas endorfinas). La posición ideal para el parto es en cuclillas y no tumbada boca arriba con las piernas en alto, lo sé. Pero hasta ahí llegas con lo razonable. Si te crees de verdad todo lo demás que escribes eres una fanática reaccionaria de mucho cuidado. Para empezar, te parecerá increíble pero los médicos y hospitales no son lacayos de una secta satánica dedicada a asesinar niños y conseguir la extinción de la raza humana. El proceso está deshumanizado, en eso estoy de acuerdo, y se debería mejorar. Pero están ahí para ayudar y llevar el parto a buen término. Lo siento, pero con el cóctel de hormonas, como tú dices, es el mejor momento para dejarse aconsejar, porque no se razona, se reacciona. Quizá me equivoqué y debimos habernos ido, pero prefiero equivocarme quedándome en un hospital a equivocarme y enfrentarme a un parto repentino en un lugar menos adecuado.
En cuanto a las incubadoras, en fin. Por supuesto que no pueden sustituir a una madre, ni por asomo. A las bacterias asesinas, no sé quién las llama así, pero te sorprendería la cantidad de bacterias que hay también fuera de la incubadora. Además, están diseñadas para mantener una temperatura constante. Y no sé, no puedo entender, quién ha tenido el valor de intentar relacionar estadísticamente la estancia en una incubadora con la propensión a recibir malos tratos. Puestos a usar falacias estadísticas te podría decir que el parto natural aumenta la tasa de mortalidad infantil. Y si no, mira en los países subdesarrollados, donde la mayoría de los partos son naturales y la tasa de mortalidad infantil es altísima. Intentar relacionar los dos datos es un error, o peor, una manipulación. No se puede deducir una relación de causa-efecto a partir de una correlación estadística. En el caso del parto natural y la mortalidad son consecuencias de una causa común, la falta de un sistema de sanidad. En el caso de las incubadoras y los malos tratos no alcanzo a imaginar qué relación podría haber. Dejando aparte que no sé cómo la probabilidad de recibir malos tratos puede depender de la víctima. Tenía entendido que el maltrato proviene del maltratador exclusivamente.

Ah, decirte que mi mujer ya se encargó en su momento de dejarme claro que considera que no la apoyé lo suficiente. Yo también le he dejado claro que creo que hicimos lo correcto, dadas las circunstancias. A veces no se llega a estar de acuerdo, pero eso es también parte de la vida en pareja. Lo que pasó fue fruto de la inexperiencia. Ahora que ya sabemos cómo es, para el próximo esperaremos más antes de acudir al hospital. Y sí, habrá un próximo, mi mujer se va a arriesgar a esparcir mis genes de primate. Es así de irresponsable.

Tus opiniones y tu tono me hacen reafirmarme en la sensación que tenía de que las webs y asociaciones de maternidad natural tienen un extraño tufillo pseudo-sectario, no sé por qué. Utilizáis el miedo y la desinformación como arma en vuestro discurso, mezclando verdades y falacias. Qué lástima, cuando vuestro objetivo es ayudar a las madres a disfrutar de su momento más preciado. No es la manera adecuada de hacerlo. Los padres no somos un obstáculo a vencer, somos vuestros compañeros y queremos disfrutarlo con vosotras. Los hospitales no son centros del mal, son lugares que cuentan con profesionales expertos para ayudaros. El sistema es mejorable, pero no es el enemigo.

Afortunadamente, hay gente que tiene la cabeza bien amueblada, que se da cuenta de que atacar a mi hija o intentar hundirme diciendo que no soy un buen padre no es el camino.
Cuando alguien te llama feo, tienes dos opciones: o te ríes o le llamas gilipollas. Yo me decantaría por reírme. Algunos habéis optado por llamarme gilipollas, y lo respeto. Pero escalar la discusión más allá de eso, no es una buena política.

Por último, agradecer al anónimo comentario "Purgandus Populus". Era el título perfecto.

1 comentario:

Javier Aranda dijo...

Ante una crítica adversa se ve el verdadero talante de cada uno. Se puede tener la elegancia de agradecer una crítica constructiva, de aclarar un malentendido, o tener la mala educación de responder a unas reflexiones sin mala intención con insultos y descalificaciones.
Ahí se ha retratado cada cual.
Casi sería mejor aplicar el dicho de "A palabras necias oídos sordos", pero por las críticas constructivas que se hayan hecho, tampoco está mal responder (aunque para mi gusto te doblegas demasiado. No eres ignorante ni muchas otras cosas).

A mí el tono de tu artículo original no me ha parecido ofensivo. Cosas mucho peores se pueden decir (charlatanes, mercachifles, etc). ¿Acaso tenemos que ser EXQUISITAMENTE correctos para que nadie se sienta ofendido?

Creo que es normal que en el lenguaje natural haya cierto nivel de transgresión para que la comunicación no sea aburrida, formal, anodina, cursi (oseasé, de estreñidos).

Yo personalmente te aplaudo a tí. El blog está bien como está.

Y a esas señoras fanáticas de rollos pseudomédicos (tal vez la medicina actual dependa demasiado del protocolo, pero no es racional poner el parto natural por encima de la seguridad de la madre y del bebé) tan aficionadas a llamar ignorantes a los demás cuando ellas sólo conocen SU Verdad, y a esas que echan espumarajos por la boca por un comentario jocoso, quisiera advertirles que llevan camino de amargarle la vida al prójimo (tal vez sus propios maridos e hijos).

Tal vez en España se viva como en ningún sitio, pero no tenemos humor para reírnos de nosotros mísmos.