lunes, 17 de octubre de 2011

Los saltimbanquis

Sandra y Sergio (seguro que Alicia con el tiempo también) se pasan el día saltando. Todo el día. Eso sí, cada uno en su estilo.

Sandra salta de manera continua e ininterrumpida. Funciona a nivel cuántico. Dado un instante del tiempo, no tiene una posición determinada, sino una especie de orbital vertical, porque está saltando sin parar en el sitio. Hablar con ella es agotador, porque acabas mareado. El problema es que de vez en cuando se lía, y se pega unas toñas de la manera más tonta. Es capaz de caerse en el sitio, estando aparentemente quieta (yo creo que realmente en esos casos está saltando más rápido de lo que puede captar el ojo).

Sergio es directamente un animalico. Su mayor afición (bueno, está empatado con darle patadas a un balón) es subirse a los sitios y saltar. Un bordillo, un banco del parque, unas escaleras... Y se va superando, el otro día se saltó de una vez los cuatro escalones del jardín. Así le va, que es una cuquera andante. Junto con el hecho de que es un brutico en todas las facetas de la vida, el pobre va marcado. En este momento lleva un ojo morado, dos chichones, dos heridas en la cara de jugar con el tenedor y un raspón en la naríz de caerse de morros corriendo. Como encima es un cabezón, siempre le caen todas al mismo sitio.

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