lunes, 2 de agosto de 2010

Sergio nerviosín

Por Elena

Tiene cara de pancho, pero de pancho nada, es todo nervios. Se supone que el mamar relaja y tranquiliza, y a mi me gusta mucho dar el pecho, a Sandra le di mucho y me encantaba, pero con este niño no puedo. Os cuento: lo tengo cogidito, con un brazo le sujeto la cabeza y con el otro el culete. Con la mano que se le queda arriba se dedica a coger lo que pilla (camiseta, tiras de sujetador que le encantan, ...) y coge suelta, coge suelta, o sino tiene nada para pillar la va moviendo de un lado a otro, pero quieta no se queda.

Con el pie de arriba se dedica a dar patadas: si tengo el brazo cogiéndole el culete pues va empujando ahí, si lo quito porque ya me canso entonces me da patadas en el otro pecho, y si ya harta me giro para que no llegue hace un par de intentos y como no puede patalear nada se coge el pie con la mano y se pone a moverlos. Ufff, para que luego digan que no tengo paciencia.

Mi intención es darle el pecho bastante, pero a ver si se va tranquilizando un poco. La única toma que hace tranquilo es la de la noche, que el pobre está medio frito.

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