lunes, 5 de enero de 2009

Papilla? Yo?

En su línea de ser cada vez más independiente, ahora le da porque no quiere comer lo que le damos. Quiere comer lo que nosotros comemos. Y cogerlo ella.

Hoy hemos ido a un japonés a celebrar el cumpleaños de su primo Marco. Íbamos todo preparados, con su puré de verduras para dárselo mientras comíamos. Y qué más. Persiguiendole la boca con la cuchara y nada. Al final nos rendimos, y le damos un minirollito para que lo vaya chupando y se quede tranquila. ¿Chupar? ¿Quién dijo chupar? Ya tiene dos dientes, y les da buen uso. La tía se ha trapiñado el rollito entero a mordiscos. Luego le intentamos dar arroz otra vez con la cuchara. Qué ilusos. Acaba cogiendo los granitos de uno en uno, pero ella sola, con sus dos deditos. Luego una gamba en tempura, pero con esa no ha podido que se le hacía muy dura. Todo tiene su límite. Y claro, todo esto echandole tragos a su vaso de agua, porque acostumbrada a comer sin sal, pues la comida japonesa da mucha sed. Al final, el suelo ha acabado con más comida que su tripa, ella se ha cansado y ha empezado a dar mal y entonces la hemos enchufado a la teta y se ha quedado frita. Y frita se ha quedado toda la tarde. Luego al despertarse se ha comido la papilla de frutas que no la veía.

Diréis que nos tiene dominados. Qué va, es que somos padres liberales y la dejamos experimentar. De verdad, que es eso. Espero.

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