viernes, 14 de marzo de 2008

Diario del parto

9 de marzo

23:00 –
Después de un día de vida social, con mis papis y con amigos, va Elena y me dice que piensa que tiene contracciones. Teniendo en cuenta que queda una semana para la fecha prevista y que nosotros pensamos que aún se va a retrasar más, yo directamente me escojono: “sí claro, ya te gustaría, como no sean de las de Warren-Sanchez” (una vez más, me equivoqué…)

10 de marzo

05:00 –
Tras pasar la noche sin dormir, con contracciones cada vez más frecuentes (que llevamos apuntaditas en un papel arrugado), decidimos emprender viaje al hospital, pasando por casa de los padres de Elena a dejar a los perritos y a recoger la maletita que teníamos preparada con todas las cosas. La cosa todavía no era urgente, pero no queríamos ir con prisas si teníamos que hacer todo eso.

05:30 – Como Elena no se quiere meter aún en el hospital, nos dedicamos a pasear por el Parque Grande (se supone que andar acelera el proceso, o eso pensábamos) y damos una vuelta completa al parque. Nos cruzamos tres veces con un señor extraño que va corriendo con paraguas y deja de correr y nos mira raro cuando llega a nuestra altura.

06:00 – Terminamos la vuelta al parque y nos metemos en urgencias del Hospital Infantil. “Que les pasa?” “Que creemos que estamos de parto”. Un ratito en la sala de espera, examinan a Elena y nos confirman que, efectivamente, estamos de parto. Ha dilatado 4 cm. (para los no iniciados, el objetivo final son 10 cm.) Se la llevan a la sala de dilatación y me dejan en la sala de espera.

06:30 – Después de múltiples peticiones de Elena, por fin me llaman para entrar a acompañarla. Me ponen una bata y unas calzas. Me la encuentro tan pancha. Las contracciones se han parado después de que la matrona, un poco burra, la haya examinado.

07:30 – Seguimos sin contracciones. Elena está desesperada: “Me voy a casa”. La matrona le mira con cara de “otra primeriza con plan de parto” y le dice que de qué va, que se quede, un poco de oxitocina y a correr. Elena que ni de coña, que ella ha venido a hacer un parto natural. La matrona le dice que se quede hasta las 8:00 a ver si le vuelven las contracciones y que si no, vendrán los ginecólogos y lo discuta con ellos.

08:00 – De contracciones nada. Ha entrado toda la plantilla de la sala a convencerla y Elena está sublevada. Que se va, que firma el alta voluntaria y que ya vendrá cuando tenga contracciones otra vez.

08:30 – Viene el jefe de obstetricia y le explica a Elena muy bien la situación y la convence de que lo mejor es que se quede y se deje en manos de los profesionales. Así que Elena dice que bueno, que vale, que le pongan oxitocina. Me vuelven a echar y se quedan poniéndosela

09:00 – Me vuelven a llamar y me encuentro a Elena descompuesta, con lo que los profesionales llaman CH (Contracciones de la Hostia) y 9 cm. de dilatación.

10:00 – Después de tenerla sufriendo un rato, y que si ponte así, ponte asá, Elena llega a la conclusión de que no puede más, esto no lo resiste y la matrona le dice que si se quiere poner la epidural. Elena que vale. Le dan el impreso para que se lo lea y lo firme… pasa de leer y que firma lo que sea. Se me vuelven a llevar para ponerle la epidural. Mientras me voy, oigo de fondo que la matrona comenta con las de fuera “Ahora va, y pide la epidural”.

11:00 – Vuelvo a la sala de dilataciones. Elena es un mar de paz y quietud. Lamentablemente, la epidural le ha vuelto a parar la dilatación. Encima, la tienen enganchada al gotero de oxitocina, al de la epidural, le ponen oxígeno por la nariz y una sonda para tomarle el pulso directamente al bebé. Elena ya se ha resignado a que de parto natural nada, y que ya puestos, se deja hacer lo que sea.

12:00 – Va dilatando poco a poco y le dicen que vaya empujando cuando note una contracción, aunque con la epidural le cuesta notarlas y no puede controlar muy bien los "pujos" (empujones, otra muestra de jerga técnica).

13:00 – Parece que ya le entran ganas de empujar, pero tiene el cuello del útero que le falta un pelín, a seguir esperando

13:45 – Entra la ginecóloga y decide que ya ha dilatado suficiente… “Al paritorio” al fin!

14:00 – Trasladan la camilla al paritorio, a mi me dejan en la puerta esperando con todas las bolsas, abrigos, etc.

14:15 – Al fin me han llamado para entrar. El trabajo está casi todo hecho (por lo que me contó Elena después, el ginecólogo le ha estado empujando la tripa), ya asoma la coronilla y quedan los últimos empujones. Me encargan ayudar a Elena a incorporarse durante los empujones. Un par de empujones más y la niña sale por fin. Moradita, sucia y con el cordón al cuello, pero muy sanota. La ponen un momento con su mami y luego se ponen a limpiarla y prepararla. Mientras, comprueban que Elena no tiene más que un pequeñísimo desgarro, dos puntos y listo. Al final, nos llevan a cada uno a un sitio. A Sandra, un rato a la incubadora para que empiece a respirar bien. A Elena, a recuperarse de la epidural durante una horita o así. A mí me echan hasta que las suban a planta, aprovecharé para comer…

15:30 – Vuelvo al hospital, y me quedo esperando a que me llamen y me digan la habitación. Al rato, me avisan de que ya está, subo y tengo a Elena esperando. Al poco, nos traen a la peque y, por fin, nos dejan a los tres juntitos y tranquilos. Familia feliz, como en los chinos.

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Ya veis, el parto ha resultado muy bien. A nosotros (sobre todo a Elena, como es normal) se nos hizo bastante largo y pesado, porque estuvimos bastante rato esperando que avanzaran las cosas sin demasiado resultado. Luego nos pusieron a una compañera de habitación que había entrado con nosotros al hospital y dio a luz a las 10 de la noche, así que supongo que no nos podemos quejar.

Elena sigue pensando que lo de la epidural es un rollo, porque se te para todo y encima no puedes controlar muy bien los pujos. Pero lo que no puede ser, no puede ser, y ella no se esperaba que doliese tanto. Con las CH tampoco estaba controlando nada por el dolor y los nervios, y eso que no había llegado a los últimos empujones, ya para dar a luz.

En cuanto a los papás, un consejo importante. Si os veis en estas situaciones y lleváis una maletita con todas las cosas para la madre y el bebé… dejadla en el coche. No la necesitareis para nada hasta que las suban a la habitación, y os evitareis estar como yo acarreando toda la intendencia de un lado para otro, total para nada.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué pena que una mujer informada y que sepa lo que quiere no consiga el parto que desea porque tiene un marido que no tiene ni puta idea (mira que decir que ha ido bien, cuando se podría haber ahorrado tantas cosas si la hubieran dejado ir a casa) y que no es capaz de defender sus decisiones y luchar contra quien sea por cumplir sus deseos.

Por supuesto que hubiera podido ser, encima pretenderás que el problema es que su cuerpo falló. Ni hablar, chaval, fallaste tú.Yo les pediría perdón cada mañana de su vida (a la madre y a la hija) por joderles un momento tan importante.

Dejate de frikadas y gilipolleces y apoya a tu mujer en su papel de madre, coño!

Anónimo dijo...

menudo marido... qué pena, ella parece una persona bien informada

Javier Aranda dijo...

Menudos sinvivires. Tratando de compartir una experiencia interesante y encima aguantando sandeces de anónimos.

"Señores listísimos" (No se dice señores/señoras si no es necesaria la diferenciación), si acaso vuelven sobre sus pasos: Si critican, mejor digan que habrían hecho ustedes y den una oportunidad de rebatir o de aprender (a mí al menos no me queda nada claro qué se ha hecho mal o qué se debería haber hecho).

Aupa Papá informático. Estupendo blog. Particularmente no me llama mucho ver fotos de la pitufa, pero me encanta el desarrollo de los temas.